Hay personas con las que la vida - una prueba seria. Tal un forastero puede parecer bastante próspera y agradable, y sólo los familiares saber que en realidad - un tirano de la familia real. ¿Puedes sobrevivir con tal miembro de la familia, y qué hacer para mantenerse bajo la tiranía? Y, tal vez, puede volver a tirano?
Retrato rodeada
El concepto de tiranía se asocia generalmente con el dictador, para usurpar el poder en el país. Tiranos familiares - que las aves no vuelan, no amenazan para controlar el estado, pero satisfacen plenamente su necesidad de poder en su propia familia. Parece que esta gente cree piadosamente en su propia infalibilidad y la derecha. Sólo ellos saben cómo vivir, y todos los demás puntos de vista son considerados un mal priori. Tirana seguro de que todo el mundo sabe mejor que nadie, por lo que sólo hay que controlar todo y de todos, para cerrar revoltosos errores no realizadas.
Casi siempre, los tiranos, argumentan que se preocupan por el bienestar de la familia. De hecho, se dejan llevar por el deseo de poder.
Son intolerantes de cargos y ni siquiera tratan de escuchar la opinión de otra persona. Y que los miembros de la familia tenían ninguna duda de que el tirano está en el poder perfectamente legal, que hace todo lo posible para convencer a los seres queridos en su inferioridad. En el curso se acaba aburriendo, insultos e incluso impacto físico. Todo esto, de acuerdo con el tirano - absolutamente medidas necesarias para volver a tontas queridos.
Es obvio que la familia necesitaba el tirano, que demostrará su poder. Sin entorno tirano adecuada simplemente no llegar a serlo. Como regla general, buscadores de poder de atar a su gente destino con baja autoestima, inseguridad y que no pueden resistirse a dar al abusador. Por lo general, estas personas son bastante irresponsable y un poco infantil: incluso así cerca de una persona que está dispuesta a tomar todas las decisiones por ellos. Además, a menudo la etapa inicial del déspota citas disfraza hábilmente su deseo de tocar el poder solicitud.
Muchos creen que la mayoría de los hombres son tiranos. De hecho, entre los amantes del bello sexo povlastvovat ni menos. Sólo chicas no suelen recurrir a la presión directa y la agresión, y obtener su ayuda en la manipulación. Sin embargo, cualquiera que sea el método utilizado, el resultado es el mismo: la voluntad de los hogares tirano.
¿Es bueno para vivir con un déspota?
Parece claro que para vivir con un tirano es extremadamente desagradable. Sin embargo, no todo el archivo para el divorcio tan pronto comienza a comandar cerca de casa. El tirano usurpar el poder poco a poco. Hábilmente convence a su medio de que en algunas cuestiones que es más competente que los demás. Los términos de estas cuestiones está aumentando gradualmente. Este tirano declara constantemente que intenta por el bien de la familia, y poco a poco convence a los hogares de su inferioridad.
Como resultado de la estrecha tirano puede realmente creer en su propia inferioridad.
Ellos creen que el tirano sólo quiere lo mejor para ellos, incluso si va a la violencia física. Vivir con un poder tirano suelen elegir los hijos de padres que están acostumbrados a este tipo de relaciones. Ellos simplemente no pueden imaginar cómo es posible vivir de manera diferente, por lo que continúan viviendo con el tirano, con la esperanza de rehabilitar alguna manera él o consolarse con el hecho de que debe ser construido como las relaciones familiares. Las víctimas del despotismo parecen miserable y "obstruido" el pueblo, su vida insoportable, pero tienen miedo de otra vida.
¿Es posible luchar contra la tiranía?
Si en las primeras etapas de la relación resulta que un ser querido ansía el poder absoluto en la familia y está listo para conseguir a toda costa, mejor, por supuesto, a finalizar la relación, ya es demasiado tarde. Si el despotismo cerca manifiesta gradualmente, a continuación, tratar con él mucho más difícil: todo comienza con cosas pequeñas. La víctima parece ser que es más fácil que renunciar a discutir. Sin embargo, una concesión debe ser el otro, y luego una tercera y cuarta. Y ahora estas concesiones son una forma de vida.
Por lo tanto, se debe tener cuidado si un ser querido requiere un compromiso, pero nunca deja paso. Esto demuestra su inclinación por la tiranía, así como la justicia propia, unos pocos atención obsesiva y constante deseo de enseñar, guía y control. En tal situación de reaccionar rápidamente:
- No tenga miedo de discutir y argumentar;
- Cortés pero firmemente desalentar todo intento de insultar y humillar;
- Identificar claramente la gama de cuestiones en las que el tirano tiene sólo voto consultivo;
- No sucumba a las provocaciones;
- Luchar por el diálogo abierto y no comunicarse con la ayuda de la manipulación.
Más bien, este tipo de acciones no les gusta el tirano. Tal vez no les gusta tanto que la relación va a terminar y, posiblemente, tratar de hacerse con el poder de un tirano métodos más estrictas - en el segundo caso la separación debe pensar buscadores de la alimentación a la pareja, si lo es, por supuesto, no quieren ser una víctima para siempre.
En la reeducación del tirano es mejor olvidar - es una ilusión, es imposible cambiar a la otra persona.
Todo lo que puede hacer que las víctimas del despotismo en la familia - es cambiar su propio comportamiento. Puede que no sea fácil, especialmente si la familia ha desarrollado ciertos patrones de comportamiento. Sin embargo, es necesario si quieres vivir una vida plena y no languidecer bajo el imperio de un tirano.
¿Es fácil ser un tirano?
Mismo tiranos demasiado difíciles de vivir: para subyugar al mundo entero, o al menos la gente más cercana - trabajan energía bastante molesto y lento. Además, los tiranos tienen que pensar constantemente acerca de cómo prevenir un motín.
Los que se encontraban en el retrato del tirano y tuvo el coraje de admitirlo, incluso a sí mismo, es un trato. Es posible que tenga que recurrir a un psicólogo o terapeuta para averiguar qué tipo de miedos y complejos llevó a la lujuria insaciable de poder, y cómo se puede hacer frente a sus problemas psicológicos.
María Bykov
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